lunes, 7 de noviembre de 2011

Concepcion Arenal


Concepción Arenal nació en una modesta casa del barrio de Ferrol Vello un 31 de enero de 1820. Su niñez transcurrió en La Coruña. En 1834 se instala en Madrid para estudiar en un colegio de señoritas. Siete años después, en contra de la oposición materna, entra, por primera vez en la Universidad española, como oyente en las aulas de Derecho, disfrazada con indumentaria masculina. Vestida también de caballero participa en las tertulias políticas y literarias, rechazando así la tradicional condición de mujer de su tiempo. Acabó la carrera y, en 1848, se casó con el también abogado y escritor Fernando García Carrasco. Años después el matrimonio colaboró en el periódico liberal “Iberia”, pero en 1857 murió su marido y se quedó sin recursos. Arenal no fue, únicamente, una prolífica teórica de prodigioso talento, sino que también practicó con tenacidad sus ideas, inspiradas en los principios de libertad, justicia y caridad. En 1859 fundó, en Potes, el grupo femenino de las Conferencias de San Vicente de Paúl para ayuda de los pobres. Dos años después, en 1861, la Academia de Ciencias Morales y Políticas la premió por su memoria “La beneficencia, la filantropía y la caridad”. Era la primera vez que la Academia premiaba a una mujer. En 1863 se convierte también en la primera mujer que recibe el título de Visitadora de Cárceles de Mujeres. Reside en La Coruña y en tres meses visita todas las cárceles de Galicia. En 1868, es nombrada Inspectora de Casas de Corrección de Mujeres. Tres años después sale a luz en Madrid “La Voz de la Caridad”, revista fundada por A. Guerola y Arenal en la que escribe durante catorce años, destapando las miserias del mundo que la rodea. Funda, en 1872, la “Constructora Benéfica”, una sociedad filantrópica de casas baratas para obreros. Organiza en España la Cruz Roja de Socorro para los heridos de la guerra carlista y será voluntaria durante varios meses al frente de un hospital en Miranda de Ebro. Es también una de las mentes más lúcidas de la historia de la medicina hospitalaria por sus aportaciones a la curación de enfermos, a la asistencia sanitaria y psiquiátrica, a la higiene y al papel de la mujer en las diferentes instituciones relacionadas con la cura de los enfermos. Con ella nace el feminismo en España, al romper con la tradicional marginación de la mujer y reclamar su protagonismo en todas las esferas de la vida social. “Estudios penitenciarios”, “Cartas a los delincuentes” y “El visitador del preso” componen, dentro de su densa y prolífica obra, la trilogía de su pensamiento de penalista genial, lleno de gritos de piedad y de angustia. Traducida a varios idiomas, fue inicialmente más apreciada en el extranjero, donde fue proclamada como una autoridad internacional en la materia creadora de su propia doctrina, sin seguir ninguna escuela penitenciaria. Sus magistrales informes son una lúcida y anticipada visión de muchos problemas futuros. Concepción Arenal fue también poetisa, novelista, autora dramática y de zarzuela. Como periodista escribe en numerosas revistas especializadas, tanto en España como fuera, ayudada por su conocimiento del francés y el italiano. Firmó artículos en la prensa gallega y en la de la emigración en Cuba. Esta penalista murió en Vigo el 4 de febrero de 1893, tras una penosa enfermedad. Después de muerta, la publicación de sus obras completas en 23 tomos fue costeada por su hijo y tuvo varias ediciones. Pensadora, modesta e inconformista, con una inagotable bondad, un agudo sentido de la justicia como expresión de sus ideas filantrópicas cristianas -con ciertas concomitancias con el socialismo utópico- y una rebeldía liberal, Concepción Arenal tuvo un tardío reconocimiento en su ciudad natal, pues fue la última de todas de las que levantaron una estatua en su ilustre memoria.

No hay comentarios:

Publicar un comentario